Queda media
hora de sutil incandescencia.
Después de
treinta días de rescatar del naufragio las tablas con que construimos los
sueños sin terminar, solo nos quedan palabras, canciones y buganvillas,
palideciendo entre la hiedra trepadora de nuestra pared.
Los huertos
emanan primavera y azahar. Paz.
Los extraños
augurios de los gatos que gimen a la luz del plenilunio son mensajeros de las
voces de la noche.
Los perros,
en cambio, lamen callados las llagas envueltas en hojas de sol.
Al final
viviremos entre algas y espuma. La sal será un collar de diamantes que atrapará
nuestro cuello.
Dentro de
mí, oasis de verbos, habita el alma de la ciénaga y el cuerpo de los océanos.
Dentro de
mí, en el silencio, soy.
Quizás, querida Amelia, nuestro silencio sea un oasis lleno de palabras.
ResponderEliminarBesos.
Hola Amelia, que lindo poema, me gusta. Besos María
ResponderEliminar¡Qué reales parecen los oasis de tus verbos!! Seguro con tus manos de algas y espuma, volverás a construir sueños...
ResponderEliminarEs maravilloso descubrirte en tus silencios.
Un beso de mar amiga.
Hola!! tu blog está genial, me encantaria afiliarlo en mis sitios webs y por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiarnos ambos con mas visitas.
ResponderEliminarme respondes a emitacat@gmail.com
besoss!!
Emilia
Paso para dejarte un abrazote y desearte un espectacular 2014.
ResponderEliminar