Madre,
que me pides otro beso y me desarmas
y arrastro mi sonrisa hasta los
labios
mientras sube un rayo por mi brazo
que explosiona justo en el corazón.
¿Cómo se decide entre la no vida y la
vida corta?
¿Entre punciones y placebos,
¿Entre punciones y placebos,
viendo tan cerca, madre, tus ojos de
sal?
Son los abrazos de las siete de la
mañana
la siembra de las flores venideras,
pétalos escondidos entre los libros
que traerán tu aroma un día de gris.
Madre,
que te volviste mi niña en una
historia no contada,
que en mis noches infantiles
olvidaste
prepararme para ser tu madre, madre.
Y ahora no consigo dirimir
entre la no vida y la vida
que nos queda por vivir.