Cómo hablar
de tu niñez a solas,
de los juegos rechazados
y los sueños de ángel
en los que podías volar.
No hubo bolero tan azul,
ni territorio tan frío,
como los abrazos desiertos
de una absurda adolescencia.
Cómo hablar de las horas
en que navegabas sin velas,
anclado a esa silla,
tu compañera.
Tus patas de palo
no fueron las del pirata
conquistador de océanos
sino la cruz desalmada
donde
-todos-
clavamos tus quimeras.
este ya m lo conocia :) m gusta muxo, es triste pero bonito :)
ResponderEliminarUna belleza dulce y triste.
ResponderEliminarUna tierna sonrisa para él.
Muy bello escrito Amelia, duro y triste, pero bello desde la pluma.
ResponderEliminarUn gran abrazo!!
Hermoso hasta la conmoción, Ame. Bello, de esos que se quedan.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Leo
Tan hermoso como triste...
ResponderEliminarHacia tiempo que no pasaba por aqui,que bueno volver a leerte!
Besos
Con admiración, un abrazo.
ResponderEliminarNo puedo entender porqué tu versos socavan mis pupilas, como si estuviera ebrio -absorto- de tanta poesía.
ResponderEliminarQué suerte la mía de encontrar un tesoro como vos, Amelia.