En la oscuridad absoluta
de la noche fría me perdí.
Dejé mi piel en la orilla
de la ciénaga maloliente.
Y me sumergí.
No hubo nada. Sólo silencio.
Ni olas ni gaviotas ni azul.
Ni siquiera sal en los labios
ni en los ojos apagados.
Ni estabas tú.
No hubo nada. Sólo quietud.
Y cubierta de lodo mi desnudez
empecé a remontar.
Y a crecer.
A ver luces en mi memoria
que me hacían creer
que tal vez llegaría un día…tal vez…
en que ya no habría barro
que cubriese mi piel.
de la noche fría me perdí.
Dejé mi piel en la orilla
de la ciénaga maloliente.
Y me sumergí.
No hubo nada. Sólo silencio.
Ni olas ni gaviotas ni azul.
Ni siquiera sal en los labios
ni en los ojos apagados.
Ni estabas tú.
No hubo nada. Sólo quietud.
Y cubierta de lodo mi desnudez
empecé a remontar.
Y a crecer.
A ver luces en mi memoria
que me hacían creer
que tal vez llegaría un día…tal vez…
en que ya no habría barro
que cubriese mi piel.
Me gustan tus versos que cantan a la esperanza.
ResponderEliminarBesos.
... solo un poquito de barro; para que haya por que desear que no haya...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarGracias, Paloma.
ResponderEliminarSiempre hay una luz de esperanza en lo más hondo de la caja de Pandora, ¿verdad?
Un beso, amapola preciosa.
Buenos día Elmustio.
ResponderEliminarTienes razón...no hay rosas sin espinas, ¿no?
Un placer encontrarte por aquí, lo mismo que ir a leerte a ti.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl hombre que no puede visualizar un caballo al galope sobre un tomate es un idiota
ResponderEliminar(A. Breton)
Me gusta el lodo lleno de luz y esperanza...
Nb Podías habar avisado que querías salir desnuda del barro… Monigote silbando
JAJAJA...
ResponderEliminarAyyyy...me encantas !!! Cada vez que te veo pones en mi boca una sonrisa...o una carcajada...
Monigote dando un mega abrazo