Eres
el lugar donde habita
la voz de la conciencia.
La única patria precisa
donde enterrar las derrotas
y apagar la oscuridad
de esa infame noche de tundra.
Después -crisálida ideal-
naces luz
y victoria.
Roce de lápiz.
Pluma de golondrina.
Canto-sierra de cigarra.
Una gota de sangre salpica la cara del mar.
Amelia te felicito, es una poesía maravillosa..
ResponderEliminarel roce de tu lápiz acarició mi ser..
allá donde habita esa voz tenebrosa.
salud)
Que lindo que llegué!
ResponderEliminarMe encantó ese momento-crisálida del roce del lápiz después de la noche-silencio.
ResponderEliminarBesos
esta asturiana te da infinitas gracias por hacernos participes de tus bellisimas y sensibles letras , un besin muy grande.
ResponderEliminar¿Es tu escritura no?
ResponderEliminarTu patria, un poema.
Es bellísimo lo que has escrito.
Besos.
Me llegaron muy adentro estos versos Amelia...
ResponderEliminar"...apagar la oscuridad
de esa infame noche de tundra..."
Hermoso el poema entero, porque mira sin miedo de cara al inmenso mar, ese que nos arrebata, ese que nos devuelve a la vida.
Un abrazo.
Mi querida,Amelia.Intuyo que éste gran poema te ha salido de un tirón por lo bien encadenado que está
ResponderEliminarBesos,mi querida amiga
La voz de la conciencia es el reloj que nos marca la hora precisa para recapacitar y dar marcha al péndulo de la razón.
ResponderEliminarUn abraciño
Desgraciadamente la voz de la conciencia es como un sin-techo vagando por el mundo, buscando una de las pocas casas de acogida que aun existen. Un abrazo.
ResponderEliminarBonitas palabras mojadas con gotas libres de la salvaje mar. Precioso el poema.
ResponderEliminarUn beso.
Sí, es lo que escribes, sin duda.
ResponderEliminarBella metáfora.
Saludos.
Pues me has dejado sin saber qué comentar, Ame.
ResponderEliminarSon imágenes encadenadas preciosas.
Un abrazo enorme, trilli.
Que se acaben las penumbras
ResponderEliminarque no se empañe el azul
de la claridad del mar.
Un beso Amelia
"Una gota de sangre salpica la cara del mar." Nada más que decir. Sobrecogido, e inclinando la frente ante la majestad y magnitud de este poema. Tu patria, si no encontraras otra, será siempre La Palabra. En ella vives y te creces: inmensa e inalcanzable cual una diosa erigida sobre un pedestal de versos. Eres GRANDE, Amelia.
ResponderEliminarMis aplausos y abrazos cómplices, Amelia.
ResponderEliminarY una lágrima.
yo no te aplaudo,
ResponderEliminarrecuerda que eres mortal
Tambien mi palabra es necesaria
bajo tus arcos triunfales.