No son días de mariposas.
Son días de tejedores de telas de araña,
de manos vacías y rostros manchados
con churretes que tiznan
un rostro infantil.
Ya no trae el viento
el eco de un columpio
ni la risa desciende
por un tobogán.
Se han perdido los niños entre las arenas
de la tierra que amortaja
el aceite de las piedras.
Entre las olas negras que vomita el mar.
En ese cielo masacrado
donde los ángeles reclaman
sus alas desplumadas
y los niños juegan a ser
tierra fértil.
Casi luz.
Sus voces serán simiente,
pan de los tiempos nuevos.
Entre los susurros de la hierba,
crecerán.
Para Pablo Alcázar, que, con su escrito genial, me lo ha inspirado.
Ojalá no haya que escribirlo nunca más.
Hoy aprendí algo, las tiendas de golosinas son lugares estratégicos, susceptibles de ser bombardeados con misiles tomahawk a 500 00 $. Lo que me pregunto es si, con el centenar de misiles que lanzaron, van a tener para todo, bombardear los parvularios, las tiendas de golosinas, las maternidades, los hospitales, sin olvidar, eventualmente, los sitios estratégicos, bases aéreas, defensas contra aviones, almacenes de armas, que, como cada cual sabe, se sitúan generalmente a proximidad de los comercios 24/24h…
ResponderEliminarBesos :-)
Tengo el corazón encogido.
ResponderEliminar"los niños juegan a ser
tierra fértil.
Casi luz"
Yo hoy te dejo un minuto de silencio...
ResponderEliminarY un beso enorme.
Tu poema, hoy, me deja un nudo en la garganta y una rabia increíble me recorre. No puedo decir nada.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte para ti, Ame.
Leo
Nunca dejemos de hacer poesía, aunque los ignorantes prefieran "arreglar las cosas" a base de sangre y fuego.
ResponderEliminarNunca dejes de escribir.
Un abrazo
Corren malos tiempos para la sonrisa... me estremeciste y mucho
ResponderEliminarun besico
Estremecedor!!!
ResponderEliminargracias por ser una de las 500 que me hacen compañía,besos.
Por desgracia nunca dejaremos de escribir porque nunca dejaran de existir. Un abrazo.
ResponderEliminarHay niños que no pueden serlo, solo por razón del lugar en que nacieron. Para ellos la infancia es un lujo ajeno al que no pueden jugar y a veces acaban formando parte de aquello que se llaman efectos colaterales. Siempre son... malos tiempos para la lírica
ResponderEliminarbesos, Amelia
Te invito que pases por mi casa de letras para recoger un premio y de paso, si te apetece, seguir con la cadena de un cuestionario. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios. Tu blog me encanta: entrar en él es sumergirse en nuestro Mediterráneo, sentir su aroma, envolverse con el vaivén de sus olas...
ResponderEliminarUn beso desde mi exilio en Madrid.
La guerra no es justificable. Ni por parte de dictadores ni por parte de imperios. Kadafi mata a su pueblo y ahora también lo mata la OTAN. Pueblo doblemente jodido, aunque de todas partes le prometan el paraíso. Excelente el poema, Amelinda y excelente el artículo que lo originó. Un gran beso.
ResponderEliminarEso es lo que somos.
ResponderEliminarBestias.
Besos.
Al leerte quise compartirte mi soledad en compañía. No tengo posibilidades de un grupo de m amigos, de anclaje en la poesía, etc. que logren hacerme escribir... esos versos
ResponderEliminarUn abrazo desde Colombia y gracias por tu visita a mi BLOG
Se me había pasado leerlo,es muy emotivo, se lo paso a Pablo.
ResponderEliminarMil besos
Veo con satisfacción que ya lo conoce,el poema y el blog,Pablo,por lo que no hay que darle aviso alguno.
ResponderEliminarMil besos desde el Sur
Imágenes contundentes transporta este poema, que consigue, en un logrado ejercicio de depuración lingüística, transmitir la crudeza de la infancia rota por la guerra. ¡Qué bien hablan las palabras cuando no sabra ni falta ni una!
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