Madre e hijo - Gustav Klimt |
Hubo un tiempo en que mi madre
era oso, pino, pradera.
Era chocolate los domingos
y camisetas de felpa.
A veces, ceño fruncido.
A veces, sonrisa abierta.
Ahora es hormiga, piña, maceta.
Y voy con cuidado de no pisarla
-se ha vuelto tan pequeña-
y de regar su tierra a menudo
para que no se quede seca.
Que ternura encierran tus versos , Ame, delicadísimo modo de describir las madres, como las veíamos ayer y como las vemos hoy. Tus versos desbordan amor por todos los lados. Me han encantado amiga mía.
ResponderEliminarUn beso para ti.
Leo
Amelia, que preciosidad de poema sobre tu madre... transmite una enormidad de sentimientos de ternura, de cariño... !cuanto amor encierran tus versos!. Me ha parecido hermoso, muy hermoso, sí, un poema hermosísimo.
ResponderEliminarTe felicito, lo he disfrutado al leerlo y al releerlo.
Un besote gordo
que bello poema lindo con mucho sentimiento ese que solo una madre puede inspirar... bello
ResponderEliminarlinda semana
abrazos
saludos
Me da la impresión que aparte de estar dedicado a la madre, el poema perfectamente podría estar dedicado a la madre Tierra. Igual son mis neuronas que están un poco locas. Precioso poema. Un abrazo.
ResponderEliminarEntrañable Ame... dulce...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hoy, Amelia, me ha emocionado tu poema, me ha llegado muy dentro. Cuando voy a ver a mi madre, la siento ¡tan pequeña! ¡tan frágil! ¡tan perdida! y tu poema me ha evocado muchos momentos en que me he sentido con ella, más padre que hijo.
ResponderEliminarbesos
Sorgina, me has dejado llorando. Sabes que mi debilidad son las madres y este poema tuyo destila amor, respeto, ternura, nostalgia, temor... Todo lo que se siente cuando se sabe que ya falta poco para que esa mujer que nos dio la vida parta, porque se está acortando y diluyendo lentamente el hilo de su existencia... Ten paciencia con ella y contigo. Y sabe que eres una hija ejemplar y abnegada, tal como lo fuiste con tu padre. ¡Te quiero tanto! y siempre, mucho más, cuando te siento tan humana, tan frágil, tan vulnerable, tanto como esa viejecita que a veces ni te reconoce. Un beso ardiente y un abrazo largo que no te deje ni respirar.
ResponderEliminarBellísimo.
ResponderEliminarEra pradera, chocolate,
sonrisa abierta.
Es pequeña hormiguita,
maceta casi seca...
Mañana.., será estrella.
(Y seguirá alumbrando, protegiéndote)
Terno y dulce precioso. Ha sido un placer pasarme por tu casa. Un saludo
ResponderEliminarPreciosas las metáforas que ahondan la ternura para expresar el amor de antes y de ahora: el proceso mismo de la vida.
ResponderEliminarConmovedor y entrañable.
Besazo, Ame.
De pequeños nuestras madres nos parecen colosos imposibles de alcanzar su cumbre, tal como nos hacemos adultos, vamos llegando a su "altura" aunque poquisimas veces lo conseguimos, a cierta edad, empezamos a verlas más pequeñas, menuditas, quebradizas, pero con el mismo amor que cuando eramos niños, y con las mismas ansias de sobre protección. Miramos lo que hacemos y como lo hacemos para no "pisarlas" aunque con ello algunas veces, seamos menos felices.
ResponderEliminarPrecioso poema. Como siempre palabras exactas.
NG
Precioso Amelía. ¿¿Y aún te sorprendes de los seguidores que tienes?? Anda ya!!!! Si estás hecha una artistaza!!!
ResponderEliminarHermoso canto que mece tu alma Amelia, llenas de dulzura tus versos, un abrazo y linda semana
ResponderEliminarBlue
Ame ....... no se qué decir ......cuando el tiempo veo que me ha hecho gigante y los gigantes se fueron o los que quedan son frágiles como hojas secas....... cierro los ojos y quiero volver a oler a gominolas y a juguetes nuevos..
ResponderEliminarBesicos muchos
Toques el tema que toques, lo coviertes en amor y poesía. Suerte que tienen las madres, que tú te fijes en ellas.
ResponderEliminarUna rosa y un beso. No te mereces menos.
Un poema de gran ternura en el que el amor lo impregna todo.Excelente ligazón de la madre tierra con la madre amada y sentida en que ambas se entrelazan formando un todo.
ResponderEliminarEl cuadro de Gustav Klimt,con su inmenso cromatismo,es la cereza para un conmovedor poema.
Besos,amiga Amelia
La verdad, Amelia, es que me dejas sin palabras: hace tiempo que no leía algo tan emotivo. Sólo puedo darte las gracias.
ResponderEliminarBesos
¡Qué belleza! ¡Y qué bien te entiendo!
ResponderEliminarEsa tierra nunca fue
ni será baldía.
Un beso.
Casi sin que no demos cuenta van pasando los dia y con los día los años y aquella que no dió el ser, la que no cuido con todo el amor que cuida una madre se va encorvado y perdiendo lucidez y tambien movimiento y hemos de hacer eso que dices tu con tanta maestria intentar no pisarla porque ya no es aquella que no cuidaba sino que ahora debemos de ser quiene tengamos cuidado de ella y ir regando su corazón con el cariño que ella nos enseño a tejer.
ResponderEliminarEspero y deseo que a pesar de los pesares la tenga muchos años y que siga regando ese cariño que ahora derramas para que sienta que hay amor muy cerca de esas mano que la ayudan y acarician su declive.
Desde el mejor lado de mi corazón...te envio mi cariño
Hola Ame, que hermoso poema, cuanta dulzura, me has emocionado cielo. Un besote de María ( mami )
ResponderEliminarHermoso, bellos versos que encierran en sí a la creación toda, la vida en todo!
ResponderEliminarUn placer encontrar tu sitio y leerte, te sigo!
Un saludo!!
Me impactó el poema. Todo lo escribes con el corazón, pero los poemas a tu madre llevan una carga emotiva especial, que me hace saltar las lágrimas.
ResponderEliminarTe quiero, trilliza.
Esto es digno de un poeeta:
ResponderEliminarY voy con cuidado de no pisarla
-se ha vuelto tan pequeña-
y de regar su tierra a menudo
para que no se quede seca.
Sí, está a la altura de "Platero es..." ¿no lo crees?
B7