En el silencio interrumpido
de las veintitrés en el hospital
sólo se oía el zumbido
de la máquina de morfina.
Luna tras los cristales
que separaban dos mundos.
Fuera, incluso en mitad de la noche,
había luz, verano y …vida.
Dentro, sonrisas empapadas de sal,
manos agarradas y… despedidas.
Los besos ya se daban con prisas.
Los recuerdos de niñez se teñían de sepia
y se arrugaban como una fotografía.
Pasaba la vida a ritmo acelerado
y él - mi padre - se me iba
como una hoja con la brisa.
Cuando, a las once en punto,
la enfermera, sonriendo, ofrecía:
¿algo que tomar, caballero?,
él, siempre galante, repetía:
¿qué quieres tomar, mi niña?
A lo largo de los años,
esos en los que ya no tengo su compañía,
aún susurro cada noche la respuesta:
gracias papá, un zumo de piña.
Amelia:
ResponderEliminarLos recuerdos de nuestros padres son tan fuertes ¿verdad?...Yo todavía disfruto de la compañía de los míos, agradezco a la vida por tenerlos cerca....Bello lo que hoy has compartido con nosotros.
Un beso.
Se que el dolor de los recuerdos son a veces tan intensos que parece que atraviesan el alma.
ResponderEliminarAlguien tan querido como un padre cuando se ha estado tan unido a el como dice cada palabra de tu poema...seguirá doliendo en lo recuerdos y a veces con inmensa fuerza en el alma.
Tu poema hace sentir el amor y el dolor en cada una de la palabra que lo componnen
Hay recuerdos que se quedan para siempre... me emocioné.
ResponderEliminarUn besazo guapísima.
En los hospitales el tiempo funciona con su propia lógica tan distinta al mundo de afuera, cuando estás allí dentro suspiras por volver al mundo de siempre con sus rutinas.
ResponderEliminarYo perdí a mi padre este febrero y todavía me hace extrañas visitas en mis sueños.
besos
eloy
Hermoso que recuerdos esos.. la ternura del padre muy bien escrita..
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos fraternos
Mis mejores deseo para esta semana..
Saludo, amiga Amelia:
ResponderEliminarSin duda que recordar es vivir, amiga querida, más aún si se trata de un recuerdo tan gratificante como éste.
Gracias por ser mi amiga y por apoyarme en este mundo de letras.
Besos muuuy tiernos.
bellisima dedicatoria.
ResponderEliminarbesos
Que emotivas palabras!
ResponderEliminarBesos
Tus sentimientos los siento a flor piel, como la conmoción que me dejan tus palabras.
ResponderEliminarBesos para ti, AMelia.
Leo
Un pellizco en el alma, eso me ha producido leer tu poema, por las sensaciones compartidas, por los recuerdos inolvidables...
ResponderEliminarUn abrazo.
Orgulloso estaría de leerte. Un beso Ame.
ResponderEliminarEs un poema espléndido, Ame. Y transmite algo que muchos hemos vivdo alguna vez, y esos recuerdos que nunca se van. Yo también me he sentico concernido.
ResponderEliminarBss
Que tierno se hace el recuerdo en estos versos, Ame.
ResponderEliminarMe has dejado toda ñoña, con el corazón sintiendo también mis ausencias
besos, linda
Es entrañable toda reminiscencia vinculada a la niñez, a pesar de su trsiteza y agonía su alma con el amor que le diste navegan en tu mar eterno e inacabable.
ResponderEliminarSobrecogedor poema y muy grato, nunca tanto amor es "demasiado" Amelia.
Muy bonito y muy duro este poema, sentimientos, hechos palabra, él siempre estará a tu lado.
ResponderEliminarNG
No sé los años que habrán pasado, pero tengo la absoluta seguridad de que seguirás toda tu vida diciendo, "gracias papá, un zumo de piña", y que esto, en vez de entristecerte, te alegrará el alma. Yo no lo olvidaré jamás, a no ser que me olvide de mí misma.
ResponderEliminarPrecioso, Amelia, un fuerte abrazo.
Me parece un texto entrañable, pero es poco, es más que eso. Es de aquellos que se dice "salen de dentro" o no, porque están dentro. Digo texto porque también podría transoformarse sin mucho esfuerzo en un cuento.
ResponderEliminarMe ha emocionado.