Te propongo construir
un nuevo canal
sin esclusas
ni excusas
que comuniquen por fin
tu mirada
atlántica
con mi natural pacífico.
Mario Benedetti
¿Qué amor es aquel
que solo habla
de miradas,
de dedos,
de piel?
¿El que no habla de montañas rusas
o laberintos de sueños,
de rutinas dulces de bocas que se rozan
en las lindes de un poema,
de noches eternas de sofá
y caricias en el pelo
equilibrando los seísmos
de un mundo roto?
Háblame de ese amor
que acompaña los insomnios
y los instantes en que vivimos
lo que siempre sabemos.
Ese amor que baja escaleras
y trepa por los robles
y crece -perseverante-
bajo las sombras
que nos cobijan.
que solo habla
de miradas,
de dedos,
de piel?
¿El que no habla de montañas rusas
o laberintos de sueños,
de rutinas dulces de bocas que se rozan
en las lindes de un poema,
de noches eternas de sofá
y caricias en el pelo
equilibrando los seísmos
de un mundo roto?
Háblame de ese amor
que acompaña los insomnios
y los instantes en que vivimos
lo que siempre sabemos.
Ese amor que baja escaleras
y trepa por los robles
y crece -perseverante-
bajo las sombras
que nos cobijan.
El primero es un amor de estar por casa.
ResponderEliminarEl segundo es un amor a prueba de balas.
Besos.
Bonito trabajo Amelia.
ResponderEliminarErnesto.
No hablaré ni bajo la tortura, el doctor me lo ha prohibido.
ResponderEliminarDicho esto, el poema es muy bonito.
Ese es el amor que buscamos, Ame, el amor que queda, el que nos hace vibrar cuando se cruzan las miradas y provoca cataclismos al primer contacto.
ResponderEliminarMe gusa tu poema.
Un abrazo.
Leo