Me cubriste de cielos azules y despejados
templados de sol de un otoño dorado.
Llenaste de lunas llenas mis noches oscuras
y las salpicaste de estrellas y de locuras.
Descubriste en el mapa inexplorado de mi piel
rutas desconocidas y ríos de miel
que se desbordaban bravos y estremecidos
con sólo el roce de tu mirada y de tu latidos.
De repente hubo manos que acogían mis sueños
y labios que bebían mis besos sin dueño.
Mi vientre estallaba en miles de truenos,
en seísmos y en erupciones de un mar de fuego.
Permaneces eterno en los instantes de la calma,
entre las pecas de mi rostro, en mi alma.
Porque siempre estás, aún en las ausencias,
enganchando mi existir a tu existencia.
enganchando mi existir a tu existencia.
Querida niña jazmín, tus versos respiran Amor.
ResponderEliminar¡¡¡Precioso!!!
Un besazo.