Madre,
que me pides otro beso y me desarmas
y arrastro mi sonrisa hasta los
labios
mientras sube un rayo por mi brazo
que explosiona justo en el corazón.
¿Cómo se decide entre la no vida y la
vida corta?
¿Entre punciones y placebos,
¿Entre punciones y placebos,
viendo tan cerca, madre, tus ojos de
sal?
Son los abrazos de las siete de la
mañana
la siembra de las flores venideras,
pétalos escondidos entre los libros
que traerán tu aroma un día de gris.
Madre,
que te volviste mi niña en una
historia no contada,
que en mis noches infantiles
olvidaste
prepararme para ser tu madre, madre.
Y ahora no consigo dirimir
entre la no vida y la vida
que nos queda por vivir.
Un beso gigante, trilli. De los quenacen del corazón y llegan al corazón.
ResponderEliminarTe quiero.
Ohhhhhh Amelia cómo lo comparto! ..lo he vivido junto a mi madre y me has traído su recuerdo con la misma ternura que nos inspiran las madres cuando dejan de saber lo que son y lo que han sido.
ResponderEliminarbsssoss a las dos.
Difícil función la que dejas en tus versos Amelia y hoy cada día, y a la vez, tan frecuentes.
ResponderEliminarRealidad y ternura en este lindo poema.
Un abrazo en la noche.
ME GUSTA TU POEMA, ENTRO AQUI, SIN PERMISO DE NADIE
ResponderEliminarDONDE HUELO A POESIA EL PERMISO, ME LO TOMO YO MISMA... PERDONA Y ACEPTAMÉ, SOY SEGUIDORA DE ROSARIO RUYZ DE ALMODOVAR.
MUY BUENAS MADRUGADAS PARA TI, CON UN SALUDO, CONCHITA,
?
ResponderEliminarHola Amelia, precioso y sentido poema, con tu forma explicar tus sentimientos, me has llegado al corazón como siempre. Besos María
ResponderEliminarMaravilloso, que gusto visitarte.
ResponderEliminar