Algunas veces hay ratos felices.
Estrellas que titilan en un cielo sin
luz.
Risas que escapan por ventanas
abiertas
e iluminan los pasos que tú,
andante brumoso,
marcas en la noche.
Desde fuera de tu yo desnudo,
arrancada de tu piel y tu verso,
agazapada en tu penumbra,
observo cómo tu boca convexa
roza el fondo de tu clavícula
mientras vas caminando
hacia el abismo de tu soledad.
Algunas veces hay ratos felices pero
tú
eres ajeno a las caricias,
a esos días de estraperlo
que confisco a los dueños del tiempo
y deposito en las manos
que, obscenamente,
te guardas en los bolsillos.
1 de enero de 2013
Siempre hay un instante, entre tanta monotonía, para la felicidad.
ResponderEliminarUn beso.
Bonito poema el que nos dejas, Amelia, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Yo aún estoy en espera de esos ratos felices.
ResponderEliminarLindos fragmentos.
Muy bonito Amelia. un abrazo
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