No puedo enfrentarme al olvido
sin meterme un pañuelo en los ojos
o un puño en la garganta.
Las lágrimas no sanan las heridas.
He escuchado decir a los cercanos
que ya pasó todo.
Pero no pasan las cicatrices si se queda
por dentro el pus.
Aún no hay cura para el Alzheimer
en la Historia.
Sí, mas de una vez y mas de dos hay que meterse ese puño en la garganta para que no salga de ti ese grito para que el mundo entero no sepa que duele, que sigue doliendo y que seguirá doliendo aunque queramos hacer creer que si, que esa maldita enfermedad nos afectó y que los recuerdos...ya no están pero maldita sea.
ResponderEliminarA veces parece que cada uno de los segundos de los recuerdos...se te agolpan en la mente y entonces....ni ese pañuelo ni siquiera el puño en la garganta es remedio.
Desde el mejor lado de mi corazón...te envio mi cariño
"Las lágrimas no sanan las heridas", así es Amelia, podemos llorar a mares, secarnos los ojos de tanto llorar; pero la herida sigue allí lastimando y sangrando...La mejor cura es el tiempo.
ResponderEliminarUn beso.
¡Ay, Amelia, qué fieramente devastador este poema tuyo! Me aplanó. Por verídico y por ser tan existencialmente exacto y tan personalmente lacerante para ti. Te abrazo, mujer grande, que a pesar de esas heridas y el pañuelo que no alcanza para enjugar todas las lágrimas y el puño metido en la garganta, puedes cantar, amar y vivir. No olvides; pero no olvides tampoco que las viejas heridas son abultadas pero cerradas cicatrices. Bésalas, acarícialas y recuerda cómo una vez se hicieron y se infectaron, pero no las abras de nuevo, porque sólo drenarás sangre nueva y ajena a aquella herida original. No quiero que sufras por el pasado. Sufre por todo lo que no puedas arreglar o mejorar en el presente. Te abrazo apretadito, fuerte, para que tengas que sacarte el puño de la boca y quitarte el pañuelo de los ojos y te abraces a mí y llores todos esos malos recuerdos y todos esos dolores en mi pecho.
ResponderEliminarNo se puede borrar la historia de un plumazo. Mejor nos iría si dejásemos a la historia ser maestra de vida y aprendiésemos los caminos por los que conviene volver a andar y los que no.
ResponderEliminarBesos
Es un poema muy triste . Ojala pudieramos utilizar el Alzehimer para el recuerdo que nos hace sufrir. Animo. Te abrazo
ResponderEliminarHe leìdo tu poema, y se me ha hecho un nudo en la garganta, Ame, me duele tu dolor, pero sigue el consejo de Pedro, porque nada borrará las cicatrices, pero al menos trata de no reabrirlas, si no se unen los dolores.
ResponderEliminarTe abrazo fuerte, querida.
Un beso.
Leo
Cuando la memoria se hace frágil, cuando los puñales se meten en la garganta, y no queda más que llorar; en esa cocnciencia que quisiera hacerse inconciente duele más. Pero mas dolor trae cuando hasta las alegrías vividas se convierten en niebla. No, aún no hay cura para el olvido de los momentos bellos, y en esa enfermedad hasta los hijos carecen de nombre. Un día espero pueda encontrarse la cura para el olvido; tanto sea para olvidar...tanto sea para recordar.
ResponderEliminarBesos, me encanta tu forma humana de ver la humanidad y sus grandes disyuntivas.
Que tengas buen fin de semana, con cariño Anouna
Es tremendo para los que tienen una persona cercana ver los estragos que esa enfermedad hace con sus mentes.
ResponderEliminarUna entrada magistral
Un abrazo
No se donde,
ResponderEliminarNo se cuando,
Eras toda mi vida,
Ahora solo eres viento,
Que me susurra al oído,
Cosas que no comprendo.
No se,
Es todo tan confuso,
Me cuentas que eres mi esposa,
Pero un niebla profunda,
No me deja llegar a los recuerdos.
No se donde,
No se cuando,
Perdona
¿Te conozco?
Hace un rato me decías...
No me acuerdo.
Precioso Amelía, algunas curas tardan demasiado en llegar, a veces pienso que a lo mejor no interesa, se perdería mucho dinero si la gente sanaría con tomarse unas cuantas pastillas o inyecciones. Es mejor si las pastillas se toman a puñados y sin gran efecto. Un abrazo.
El pasado no se puede olvidar ni se debe olvidar pero siempre para construir a partir de él nuevos caminos que eviten los errores que se cometieron. El tiempo hace cicatrices de las heridas.
ResponderEliminarEl Alzheimer selectivo nos daría una falsa paz.
O eso pienso yo, trilliza. ¿ Pero quién yo para opinar si no lo he vivido en carnes?
Un beso gigante, hermana.
Un abrazo.
Sí, siempre queda el dolor agarrado a nuestras entrañas.
ResponderEliminarA veces las lágrimas, si salen, pueden ayudar.
El puño en la garganta, sí, cierto.
Saludos.
No se puede ni debe olvidar nunca, las atrocidades, sólo benefician a los que venden armas, destrozan familias, enfrentan a hermanos y producen mucho rencor, dolor, frustración, etc.
ResponderEliminarMuy doloroso quien tiene un familiar con Alzheimer, sentir como va olvidando dejando la mente en blanco…
ResponderEliminarQué triste poema de olvido, dolor y sufrimiento.
Un fuerte beso querida Amelia
Por desgracia nuestra Historia es muy triste; no olvidemos, por supuesto, y aprendamos de ella a no cometer los mismos errores/horrores.
ResponderEliminarUn beso, Amelia.
Volví sólo para dejarte otro beso.
ResponderEliminarTremendo padecimiento
ResponderEliminarel mal del olvido con
cicatriz y secuelas.
Un abrazo fuerte
Es obvio que no hay cura.
ResponderEliminarBesos.
Con toda sinceridad creo que en la Historia, por mucha Amnistía que haya, no se deben conjugar ni el perdón ni el olvido. No es por resentimiento sino por un acto de justicia humana. Sólo el tiempo y la justicia hacen que las heridas puedan ser cicatrizadas.
ResponderEliminarUn beso.
Una caricia y un gran abrazo para ti.
ResponderEliminarSoco
Muy duro y muy necesario
ResponderEliminarMientras siga la injusticia, la ignominia, el daño, la ofensa, el insulto, el desprecio, la marginación y la afrenta, la memoria no se puede borrar como se borra un pizarra empolvada con tiza. La memoria debe ser como tinta indeleble mientras el mal no se haya reparado y los agresores no hayan aprendido a vivir o se hayan reencarnado en en bestias inmundas.
besos
Manel
Hace 1o años murió mi esposa de Alzheimer....
ResponderEliminarEste doctor descubrió "otra cosa" primeriza a este daño... Cuidé a mi esposa 8 años..."La ciencia" humana sabe mucho, pero desconoce más ... Lo que no aprendemos ni a fuerza de dolores es...a ser más humanos, más sensatos, más generosos, A SER ALGO HUMILDES:En tiempos de Cervantes y en mi niñez HABÏA BACHILLERES despues el oficio la "carrera", ahora hay muchos y también MUY BUENOS OFICIALES pero casi ningún bachiñller oficialmente,,,y el orgullo nos come y así nos va..(pero mejor para los "dueños que nos conducen...) Un abrazo.