Fotografía: Amelia Dïaz |
Secuestrarán la esperanza.
Tendremos que refugiarla
en nichos de golondrinas.
Pedirán como rescate
las cosquillas de los labios
cada vez que musitamos
libre tierra,
libre viento,
libre mar.
Perdimos los eslabones
de cadenas esmaltadas
mientras soñamos utópicos
escapar de los sistemas.
Nunca tuvimos refugio
en las noches de tormenta.
Ya no nos sirven las máscaras
ni los paraguas de flores.
Abandonamos los libros
en los lugares comunes
donde enterramos recuerdos.
Solo tenemos ahora
tanto girasol vacío,
tanta lluvia de febrero
decapitando las ramblas,
tanto frío de sepulcro
y tanta maldita lágrima.
Hoy he ido a la ruta del colesterol, parecia de una semana compuesta de domingos, y la ciudad de la justicia parecia desierta, y mi nariz un mascaron de proa, aun asi en el parque del raconet, Javi a salido tres veces, y en los redondeles de piedra sintetica imposibles de demoler, los lirios ausentes me han prometido la primavera.
ResponderEliminarY toda la belleza desocupada -a destiempo- es nuestra pertenencia,,, siempre pensé (y sentí) que cuando los huecos fueran nuestra pertenencia el mundo estaría a punto de cambiar,
ResponderEliminarque así sea, un fuerte abrazo.
Si no tuvieramos lágrimas deberiamos comprarlas.No son necesarias porque ellos nos son necesarios
ResponderEliminarBesos
Me has dejado sin palabras, Ame, este es uno de esos poemas que se quedan dentro, porque cuando intentan matar la esperanza, las "malditas làgrimas" nos hacen luchar para que la esperaza siga iluminando nuestros sueños.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y un beso.
Leo
Un grandisimo poema, gracias por compartirlo en mi blog. Un abrazo.
ResponderEliminarla esperanza yace secuestrada,
ResponderEliminary no pedirán rescate de cosquillas,
fue hija nuestra abandonada,
desposada como ofrenda de otros días,
cuando creímos que el resplandor era el tesoro,
y el tesoro era vivir, a escondidas,
en una máscara donde ocultamos todo,
y en el todo, sólo algo, era vida.
sigue tu mar, dejando hermosas letras.
un abrazo Amelia.