Un poema de hierba verde,
tumbados en la alfombra fresca.
Era la hermosura de un día estrenado.
Cómo explicarlo para que se entienda…
Momentos mágicos de caricias leves
– esas caricias de seda –
y de abrazos largos comiendo cerezas.
Tus manos buscaban mis manos y
mi falda se enredaba entre las piernas.
Se besaban los ojos y se callaban los labios.
Tanto sentimiento, tan amarrado,
tan reservado…cómo explicarlo.
Escribimos poemas con sabor a hombre,
con aroma a hembra.
Siempre somos los personajes de una novela
que se lee, se desea y se sueña.
A las cinco volvimos a casa
- no somos ni Cenicienta –
Yo volví a mi vida.
Tú regresaste con ella.
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