Es como una lluvia ácida
cuando tus besos saben a sal y a otras bocas.
Cuando me llenas de soles falsos
y de espejismos.
Cómo se derrumba la piel y el alma
cuando se rompen los sueños
y los cristales rotos aguijonean
cada pliegue de mi ser.
Vuelves a mí cada vez
con el alma ajada,
con el cuerpo ansioso,
con el amor desviado.
Y el perdón y el amor se escurren
entre tu mirada y la mía.
Tus manos me aferran intentando
no caer en el abismo.
Pero las promesas rotas,
las vueltas y las idas
de tu corazón al mío…
no encuentran el camino.
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