Reconozco esa sombra que me trepa,
que se asoma entre los ojos
de los puentes tendidos.
Son milenios de soledades
en mujeres inhabitadas,
hermanas de gestos y heridas,
cruzando los océanos.
Yo les vi remontando
olas perdidas y marejadas.
Atrás quedaron las migas
que alimentaron las bocas
de los niños todo-ojos
en aldeas inferiores.
Ahora queda
una envoltura transparente,
impermeable,
rota.
Los tiempos se reducen a un tal vez
en ese ciclo vital
de mudarnos las pieles
en los suburbios de la noche.
Oye Ame, me toca mucho este poema, también yo los he visto remontados en olas de esperanza, cruzar hasta la orilla en que dejarán de ser niños-ojos.
ResponderEliminarAtraviesan la piel tus imágenes.
Un abrazo.
Gino.
Que bello cuando escribes, tan especial.
ResponderEliminartodo es hermoso.
besos
Tu poesía es clara y transparente como el agua y el aire. Un fuerte abrazo querida Amelia.
ResponderEliminarMuchas veces la esperanza se hunde y se ahoga incluso después de alcanzar la orilla. Un abrazo.
ResponderEliminarBello y sentido...
ResponderEliminarUn abrazo Ame.
...esa sombra que me trepa...Imagen hermosa.
ResponderEliminarUn abrazo
Son poemas como este los que hacen de tu blog uno de mis preferidos.
ResponderEliminarBesos.