¿Dónde van las manos después de la caricia?
¿Qué será del polvo encerrado
en la pirámide de mármol?
¿Brotarán jazmines en la piedra
regada con lágrimas ardientes?
Las velas iluminan la dulzura del recuerdo.
Y el llanto ahogado se cubre
con alas de luciérnagas
que brillan, por fin, triunfantes.
Ya pasó la noche.
Rompe el alba y templa
el corazón sosegado y unido al tuyo
en la magia de unos versos.
Tu olor me envuelve
y siento que, si me doy la vuelta,
estarás detrás de mí para cogerme,
como de niña, y tomarás mi mano.
Y juntos volveremos a saltar las olas
y buscaremos figuras en las nubes
volando juntos a lo alto.
PARA TÍ, PAPÁ, QUE YA VUELAS LIBRE
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